Partidos tradicionales compiten solo para arañar fondos mientras Bukele avanza sin ellos

Banderas desgastadas de ARENA, FMLN y VAMOS simbolizando el declive de la oposición en El Salvador


EL SALVADOR.– El panorama político salvadoreño vuelve a dejar algo claro: mientras el Gobierno del presidente Nayib Bukele consolida transformaciones históricas, los partidos tradicionales continúan atrapados en su propio desgaste. 


En el más reciente análisis del programa Las Cosas Como Son, los especialistas Aldo Álvarez, Mélida Villatoro y Nelson Flores coincidieron en que ARENA, FMLN y Vamos participan en las próximas elecciones no por verdadera competitividad, sino por supervivencia política y acceso a recursos mínimos.


Una oposición sin rumbo y sin proyecto de país

Aldo Álvarez explicó que estos partidos llegan a la contienda “sin liderazgo, sin estructura territorial y sin la capacidad de presentarse como una alternativa seria”.
Su diagnóstico es contundente:


Participan “por fe y por dinero”.
Buscan rascar fondos de campaña o conservar cuotas mínimas dentro del TSE.
Ya no cuentan con capital político, ni base social, ni narrativa creíble.

Sin capacidad de defender ni su propio voto, recurrirán —como en elecciones pasadas— a discursos de fraude para justificar resultados que ya saben inevitables.


Una ciudadanía que cambió, y una oposición que sigue atrapada en el pasado

Para Mélida Villatoro, el problema de los partidos tradicionales es aún más profundo: no han entendido el nuevo país que está naciendo.


Mientras el Ejecutivo impulsa proyectos emblemáticos en seguridad, tecnología, infraestructura y bienestar social, la oposición insiste en reciclar viejos eslóganes, mitos y ataques que ya no conectan con la población.


Cada intento de golpear la imagen del presidente Bukele solo refuerza el contraste con un liderazgo que ha demostrado resultados medibles.


Según Villatoro, el voto joven, la clase trabajadora y la diáspora consolidan una tendencia clara: El Salvador avanza, y la oposición se queda mirando desde la acera.


Competir para sobrevivir: el único oxígeno político que les queda

El analista Nelson Flores lo resume de forma directa: los partidos tradicionales no compiten para gobernar, sino para seguir existiendo.
Su participación es la única forma de:


Mantener su personería jurídica.
Acceder a financiamiento público.
Intentar conservar relevancia en un escenario donde ya no tienen liderazgo ni propuestas.

Mientras tanto, la población prioriza la gobernabilidad alcanzada con el proyecto de transformación del presidente Bukele. Con un país más seguro, con inversiones crecientes y una visión a largo plazo, la ciudadanía no está dispuesta a retroceder.


El contraste que no pueden ocultar

Los últimos años han dejado una evidencia imposible de ignorar:


El Salvador ha avanzado más sin la oposición que con ella.


Los resultados hablan más fuerte que cualquier discurso: seguridad histórica, proyectos de salud digital como Doctor SV, infraestructura moderna, nuevas oportunidades tecnológicas, y un clima social que era impensable hace una década.


Los partidos tradicionales intentan presentarse como “la solución”, pero la ciudadanía ya vivió sus gobiernos, y sabe que la verdadera solución llegó en 2019 con el liderazgo de Nayib Bukele.


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